"El Mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños" Paulo Cohelo.


lunes, 29 de agosto de 2011

l'aube

Agosto termina, y a medida que las tormentas de septiembre empiezan a llegar, la mayoría de las vacaciones se acaban, la gente vuelve a su casa, los estudiantes a las aulas y las familias que se habían reunido, se despiden hasta el año próximo.

Todos y cada uno de nosotros volvemos a nuestra “realidad”, a nuestras obligaciones y por nuestras obligaciones nos despedimos de lo que más queremos, sean lugares o personas.

Y yo, aunque mañana me despediré de uno de los lugares que más quiero, hoy he dicho adiós, o más bien, hasta la próxima, a una de las personas que más admiro.

Y es que en nuestra vida nos cruzamos con personas de todo tipo, cada una de ellas nos ayuda a crecer de algún modo. A unas las elegimos, pues escogemos a nuestros amigos, pero hay otras, las de la familia, que son las que son, pues ya estaban aquí cuando vinimos al mundo.

Yo, personalmente, no me puedo quejar, pues las tardes de risas, las pachangas familiares, y el cariño que recibo demuestran y corroboran la suerte que tuve. Y aunque soy feliz en el lugar que me ha tocado, todavía podría serlo más si la distancia con ciertas personas no fuera tan grande: ¡quién tuviera una de esas puertas mágicas de doraemon!

Hoy me despedí de una de esas personas con la que me separan xxx kms, hoy me despedí de una mujer a la que admiro y aprecio. No muchos son los momentos que compartimos juntas, pues mucha es la distancia, pero aunque estos escaseen, siempre puedo mirar atrás y ver aquel amanecer de hace unos años, los paseos por Barcelona, esos masajes eternos o su cara de alegría al verme aparecer, de sorpresa, por detrás del coche.

Y si cierro más los ojos, si me concentro todavía más, puedo alcanzar a ver ese viaje por el norte con rutas entre verdes prados y amaneceres con el mar como horizonte, veo esos años trabajando en Barcelona compartiendo el día a día, alcanzo a ver mi boda e incluso el nacimiento de mi hijo…y sé que ella, cuando lleguen esos momentos, estará ahí, porque al menos yo, desearía que así fuera.

La vida nos puso a unos cuantos quilómetros de distancia, pero también la vida hizo que estuvieras en mi camino, y aunque durante la mayor parte del año sea imposible, solo necesito un segundo para mirarte a los ojos, para cruzar la mirada y ver la ternura y el cariño que hay en ti.

Porque ya te echo de menos, porque eres una de esas personas imprescindibles en mi vida, quería que supieras cuanto te quiero.

domingo, 2 de enero de 2011


Ya te había olvidado, ni me embriagaba tu esencia ni me impregnaba tu aroma. Te habías alejado, te había abandonado, te había superado. Ya no suspiraba por tus movimientos, ya no soñaba con tu compañía, y de repente vuelves a aparecer, como contra un muro macizo impacto, como una valla inmensa en el camino no puedo evitarte.

Y vuelvo a soñar, vuelvo a suspirar. No es justo lo que la vida hace, no es justo que no podamos estar juntos.

Tú no me echaste de menos, pues muchos otros amantes suspiraron por ti, no me echaste de menos pues mucho cuerpos se movían a tu ritmo. Pero yo sufrí cada vez que alguien seguía tus movimientos, moverse al son de tus compases, y compartir las sensaciones más pasionales que jamás conocí. Sufrí cada cm separada de tu ritmo, soñé cada noche que nos movíamos bajo la luna y desperté cada mañana con una lágrima indicándome que ya no estabas a mi lado.

Pero la vida ha hecho que nos volvamos a tropezar, en el momento menos oportuno mis pies se han vuelto a enredar en ti y ahora solo pueden moverse guiados por tus compases. Soy realista, sé que no podemos estar juntos ahora mismo, que tú y yo tendremos que sufrir como sufren los amantes que relatan tus historias, pero te prometo, mi argentino que algún día te encontraré, te prometo, tango mío, que algún día volveré.