Siempre he dicho que cada persona que conocemos nos aporta un matiz de lo que seremos en un futuro. Nunca puedes elegir a esas personas que se cruzan en tu vida, ni tampoco esa faceta que provocan en ti. Solo puedes esperar, observar, y saber aprovechar lo que te aportan.
Hace 5 años, compartí un mes de mi vida con 50 desconocidos, yo era bastante joven, y no sabía, ni por asomo, como afectarían en mi vida… “niñ@s” compartiendo una aventura, desconocidos que se convierten en los mejores amigos gracias al idioma, mañanas de clases y tardes de risas, deportes, bolos, y viajes…mañanas y tardes en las que crecíamos un poco cada día, sin darnos cuenta.
Hoy la gente dirá que después de todo, esa gente desapareció…que apenas has vuelto a tener contacto con casi nadie…que fueron amigos postizos, que cubrían una necesidad en aquel momento, una necesidad de conectar con un grupo.
Pues yo les digo que se equivocan, en dos puntos: Primero, es posible que 
hayamos perdido el contacto en un 98% con la gente, y que no sepamos nada de sus vidas…pero si nos volviéramos a reunir, recordaríamos con confidencia, cada uno de los momentos que vivimos aquellos treinta días, momentos lejanos, si, pero únicos, y que ahora, al crecer como personas, vemos como nos influyeron a ser quienes somos.
Y segundo… algo muy bueno saqué de ese viaje…algo que creo pocos consiguieron….o más bien…alguien… quien me iba a decir a mi hace 5 años, que una persona a la que me presenté un 29 de julio en el aeropuerto, una persona hasta entonces desconocida, se convertiría en la amiga que todos deseamos tener. Si ahora miro atrás, me doy cuenta, que muchos han sido los momentos en los que estuvimos a punto de desaparecer la una de la otra, cada una con su vida, no conseguíamos compenetrarnos…pero aun así, pudimos sortear las piedras, mantuvimos el contacto escasamente algunas veces, pero nos sobrepusimos, y me alegro, porque hoy día, esa persona, se ha convertido en la habitante del otro lado de la pared, una compi de piso de lo más loca, con sus defectos, está claro…pero que a la vez le hacen tan especial y única.
Se que no estoy disfrutando tanto de esta convivencia como me gustaría, pero esto de crecer, es lo que tiene, y aunque me gustaría hacer locuras cada día, las responsabilidades no me lo permiten, y por eso, aprovecho cada momento para reir, disfrutar, hacer el tonto, y olvidarme de todo, porque aunque solo disfrutes unos instantes de esa compañía, vale la pena aprovecharlos.
Prométeme que no desaparecerás, porque sin ti, amiga, esta vida no seria igual. Yo no seria igual.
Desde Londres, i per sempre! Tkiero apañera!
etroceso, me sentía como un cangrejo que camina hacia atrás (ya sabemos que lo hacen de lado :P), mientrás el resto del mundo progresaba en su vida.